lunes, 16 de junio de 2008

La censura

A lo largo de la historia del tango, abundan manifestaciones de censura en torno a él. Ya en sus comienzos, el erotismo del tango, su sensualidad y provocación conllevaron a una polarización social más que relevante en relación a ciertas autoridades, clases elitistas y religiosas.
Por su condición de marginalidad –recordemos que el tango nace en barrios pobres, suburbios y localidades portuarias- el tango era menospreciado en amplios sectores de la sociedad por ser considerado sucio y contrario a las connotaciones religiosas y morales que imperaban en la misma a fines del siglo XIX. La “indecencia” del tango se basaba en pasos como el “corte” y la “quebrada”, que rozaban constantemente la vulgaridad y promiscuidad; férreas muestras de aquello que la intelectualidad y moral de la época no podía tolerar. De hecho, una ordenanza de 1906 multaba con $50 al que dijera un piropo a una mujer, mostrando en rechazo que existía hacia cualquier tipo de expresión sobre la sexualidad.
De todas maneras, resulta necesario entender aquella “censura” social situándonos en el correspondiente contexto: Buenos Aires se poblaba de multitudes de habitantes que se mezclaban en las calles y los barrios. Estos nuevos habitantes llegaban junto con su idioma, costumbres y hábitos, generando un híbrido cultural; el cual lógicamente desestabilizaba la cotidianeidad de quienes vivían previamente en Buenos Aires. Entonces, es posible que las actitudes en contra de la aceptación del tango tengan raíces culturales y psicológicas comprensibles en dicho contexto social. La censura aparece entonces como un reflejo del miedo a lo desconocido, y a su vez, a lo que lo desconocido pueda esconder en su interior.
El tango de aquel entonces, resultaba ser un reflejo de las experiencias vividas por los nuevos habitantes, esos “inmigrantes por la fuerza”, que buscaban sobrevivir en una sociedad que los despreciaba. Pero, a medida que los años pasaron, el tango supo instalarse de una manera paulatina y a la vez firme en la sociedad; reafirmo su carácter y su lógica de una manera más precisa, pudiendo evolucionar y a la vez integrarse más en la sociedad. Se hizo familiar conforme se hicieron familiares inmigrantes que comenzaban a formar parte de una argentinidad que se transformaba a sí misma a cada instante.
En una época de creciente popularidad del tango, llega a escena Carlos Gardel para dejar su impronta en el Tango-canción y dotar de una nueva riqueza a este género. Su importancia radico en el modo que encontró de masificar al tango, otorgándole un status social impensado décadas atrás por medio de su carisma y talento impresionante que pudo, incluso, llevar al exterior, triunfando en París y otorgándole un prestigio a nivel internacional. Mientras, enorgullecía a una Argentina que bailaba al compás del 2 x 4 en salones prestigiosos, escuchaba sus letras en reuniones societarias y se deleitaba con los placeres que provocaba aquella mezcla de música, letras y baile llena de pasión y sensualidad.
El mayor auge del tango se observa a fines de los años treinta y durante la década de los años cuarenta. El tango supo convertirse en fiel reflejo de una nacionalidad imperante en cada rincón de la Argentina que buscaba en la cultura un medio de reafirmación de la capacidad creativa de la que se era capaz y a la vez, la reafirmación de aquellos valores que podían identificar a los argentinos como Nación – valores que en el ámbito político y económico parecían esfumarse poco a poco-. Es por eso que puede resultar paradójico que haya sido en esa misma época en la cual se vuelve a ejercer un tipo de censura (esta vez de forma más directa) sobre el Tango.
Para intentar entender el motivo de esta censura, es necesario hacer un análisis contextual que pueda dar cuenta de un modo más general qué era aquello que sucedía en el mundo y que terminó por afectar al tango, así como a muchas otras vertientes propias de una sociedad que se unía cada vez mas con una serie de cambios en su estructura cultural que no resultaban beneficiosas para todos los sectores. Ya en el exterior, se vivía una especie de polarización social llevada a cabo por dos sectores antagónicos que surgían por doquier; desde que las premisas de la Revolución Rusa comienzan a expandirse por todo el mundo, surgen un conjunto de regímenes totalitarios que intentan frenar la expansión comunista.
Argentina no era la excepción: las clases sociales populares comenzaban a tener cada vez más relevancia y a exigir derechos y beneficios de manera creciente y como si esto fuera poco, la crisis de fines de la década del 20 afectó notoriamente al sistema económico, generando una sólida situación de descontento social que se expresaba, como no era de dudar, también en el Tango. Así surgen expresiones como Cambalache:
“…Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros,maquiávelos y estafáos,
contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en un merenguey en el mismo lodo todos manoseaos...”

A todo esto, resultaba previsible que el temor al avance de un sector social que adquiría cada vez mas predominio resultara en una censura. Porque, como explica Carlos Hugo Burgstaller, en la revista “Tango Reporter”: “La censura (sobre todo la ejercida desde el poder) es un reflejo del miedo. Las apariciones de las músicas populares provocaron temor en las clases dominantes pues sospechaban (y a veces con razón) que detrás de la novedad se escondía la posibilidad del reclamo, de la pérdida de los privilegios. Así el avance del tango implicaba el avance de una clase social que comprendía que también tenía derechos.”
Así en Argentina, el General Pedro Pablo Ramirez, quien en 1943 jura como presidente de facto, expresa por decreto la prohibición como acción moralizadora a lo espectáculos picarescos y el uso del lunfardo en el tango. De esta forma, aunque antes ya habían existido ciertos tipos de censura, la misma logra oficializarse. Se creó una comisión presidida por Monseñor Gustavo Franceschi encargada de salvaguardar la pureza del idioma. Esta comisión arremetió contra los tangos prohibiendo, el voceo, el uso de términos lunfardos y referencias al alcohol y a las drogas. Lo que obligó, en muchos casos, a que los letristas modificaran sus tangos para que pudieran ser difundidos, hasta lograr obtener en la partitura impreso: “Aprobado por Radiocomunicaciones para su libre difusión”.
De esta manera, lógicamente se perdía una riqueza importantísima en las letras. Como ejemplo de esta censura, se puede citar el Tango “Cambalache”, el cual fue directamente prohibido. Otro de los grandes temas que fue ampliamente fue censurado fue “Los Mareados”, debiendo modificar buena parte de su letra, por hacer, entre otras cosas, alusión al alcohol.
No fueron pocos los artistas que enfurecieron por la censura que se les imponía, dejando de cantar sus tangos con la letra modificada, por considerarlos “basura”. Aun así, esta censura no se aplicó sólo en el tango, sino en múltiples sectores y manifestaciones de la sociedad. Esta situación duró hasta el gobierno de Juan Domingo Perón, cuando se solicitó una reunión en marzo de 1949 a fin de discutir esta situación, la cual obtuvo resultados altamente satisfactorios.
Hoy en día la situación es muy distinta a la de aquellos años. El Tango ya no tiene ni una censura implícita por parte de la sociedad –recordemos que es considerado como uno de los atractivos más grandes de la Argentina- ni tampoco censuras explícitas por parte de los gobiernos. Aun así, la situación actual difiere tanto del pasado, que es el mismo tango el que provoca una especie de “auto-censura” tendiente a lograr integrarse en el actual mundo cambiante. Así, los temas como la nostalgia por la tierra dejada, la vida en el puerto o ciertas costumbres propias de principio de siglo no se ven reflejadas de manera masiva en sus letras, sino que se pueden ver reflejados temas más universales como producto de la culturización, expropiando al tango del fiel reflejo de la sociedad argentina a través de sus letras.
Por otra parte, el tango fue surgiendo de los sectores mas bajos de la sociedad, insertándose en los centros de una forma paulatina, y ahora, la situación se ve invertida. Ahora, son los sectores mas tradicionalistas y las clases distinguidas las que pregonan el Tango de una forma más efusiva y son justamente las clases mas bajas (dicho esto lógicamente desde una visión amplia de los acontecimientos actuales, intentando así generalizar algo que sería mucho más extenso analizarlo en detalle) las que difícilmente se insertan en el mundo del tango, ya que son seducidos por otro tipo de expresiones con las que logran identificar sus vivencias y hábitos cotidianos (por ejemplo la Cumbia).

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